y ….. El Código Hays
marzo 19, 2007, 5:12 pm
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Will H. Hays

La MPAA (Motion Picture Association of America) fue creada en 1922 por los grandes estudios de Hollywood, ante las demandas de censura de los sectores reaccionarios de la sociedad por los contenidos de las películas, y también por los escándalos relacionados con la vida privada de los actores del cine mudo marcada por actos de promiscuidad, orgías, consumo de drogas y un largo etcétera de actos no aceptados por la sociedad de aquel entonces. De ahí que la propia industria decidiera autorregularse y crear un código de producción que decía qué podía y qué no podía verse en las películas. Dicho código, creado por uno de los líderes del partido republicano de la época, Will H. Hays, cabeza visible de la MPAA, se conoció como Código Hays y la propia MPAA pasó a llamarse popularmente oficina Hays.

Entre otras cosas el Código Hays, redactado en los años 30, prohibía cualquier mención en una película a temas como el tráfico de drogas, el aborto, las relaciones entre personas de distintas razas, y las perversiones sexuales -masturbación y homosexualidad-. Tampoco podía mostrarse lujuria en las escenas de besos o abrazos, ni posturas y gestos provocativos, ni lenguaje obsceno, ni expresiones vulgares, ni blasfemias. Y si esto no fuera poco los representantes de la iglesia debían ser tratados con el máximo respeto, lo mismo con los representantes de la ley, la policía y el ejército, y en ningún caso debía cuestionarse la institución del matrimonio. Se trataba con ello de imponer un Código que velara por una imagen de sociedad justa, pura y respetuosa y de la exaltación de la American Way of Life.

Lo cierto es que durante sus 32 años de existencia el Código Hays demostró muchas veces no tener ningún valor real; la primera película de un gran estudio que consiguió estrenarse a pesar de la condena de la MPAA fue The Outlaw. A excepción de este film, tardo cuatro años en estrenarse, durante la época del Código Hays no se prohibió la exhibición de ninguna película importante. Sí que hubo que cortar escenas y cambiar el argumento de muchas, pero todas las producciones de los grandes estudios acabaron estrenándose sin mayor problema a nivel comercial, sin embargo el código sí se cebó con el cine independiente y el cine extranjero.

El fin de la censura comenzó cuando dejó de ser económicamente favorable. Después de la segunda guerra mundial, se produce un cambio muy importante en la historia del cine con la llegada durante los años 50 de directores con un estilo nuevo que va a regenerar el cine europeo: Roberto Rossellini, Ingmar Bergman, Carl Dreyer, Federico Fellini, Michelangelo Antonioni, Alain Resnais, Luis Berlanga, François Truffaut y toda la nouvelle vague francesa hacen un cine vivo, fresco y mucho más próximo al espectador que los productos que ofrece la industria de Hollywood, y sin ningún tabú a la hora de tratar temas como el sexo fuera del matrimonio, el racismo, las drogas, el aborto, los embarazos no deseados, el antimilitarismo, el comunismo, la corrupción política…

Además llegados los años 50, y sobre todo de los 60, la censura se fue desacreditando cada vez más al perder una y otra vez juicios contra películas como De repente el último verano, El hombre con el brazo de oro, ¿Quién teme a Virginia Wolf?, etc. Cada vez más voces, incluso en sectores reformistas de las iglesias católica y protestante, apoyan el derecho del público adulto a ver películas realistas. Junto a esto la rápida extensión de la televisión hace que los censores prefieran dirigir sus esfuerzos a controlar lo que se emite desde la pequeña pantalla. La única forma de contener la invasión europea y de que el cine americano recuperara su prestigio era ofrecer películas no sometidas a censura. De esa forma el Código Hays cayó en 1966, pasando a crearse algo que hoy nos suena muy habitual pero que hasta entonces no existía: la clasificación por edades. La protección de los niños frente a imágenes que les puedan dañar quedaba garantizada, al mismo tiempo que se reconocía el derecho de los espectadores adultos a elegir lo que querían ver.